La meditación a través de los tiempos ha sido quizá uno de los grandes misterios de la humanidad. Considerada por muchos como la llave de entrada al paraíso y por otros como un elemento casi diabólico.
Lo cierto es que no se pueden negar los incontables beneficios de ésta y la gran efectividad que tiene en personas de todas las edades.
La meditación nace como práctica en las culturas de oriente medio y se expandió junto con el budismo y el induísmo. Esta práctica se encuentra muy relacionada con el yoga.
Algunas corrientes religiosas cuentan con su propio tipo de meditación, incluso hay personas naturales que poseen su propia forma de meditar. Es así como encontramos incontables nombres y formas de la disciplina. Relacionándola con la práctica física podemos encontrar el Kundalini Yoga, HataYoga, y así varias disciplinas.
La base de la meditación se encuentra en el encontrar la paz interior y así poder evolucionar espiritualmente. El conectarse con el interior y desarrollar el exterior, aumentar las capacidades físicas y mentales, extraer lo mejor del universo para mejorar nuestras vidas y las de las personas que nos rodean.
Desde que nace, el hombre vive en una búsqueda continua de felicidad y de plenitud.
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